martes, 18 de agosto de 2009

CURIOSDADES

¿Sabías cuál fue la peor racha de un entrenador?
Ramón Flores · 6 Julio 2009
Esta pequeña historia transcurre en Dumbarton, una modesta localidad en el centro de Escocia conocida por su castillo y por el monte en el que está enclavado, “The Dumbarton Rock”, una formación volcánica que al decir de los lugareños tiene forma de elefante. No es extraño, por tanto, que el susodicho paquidermo aparezca en el escudo del club de la ciudad, que presume de rancio abolengo (fue fundado en 1872) y también de un pasado glorioso: le contemplan dos ligas en el siglo XIX, y dos curiosos récords: la mayor goleada jamás infligida al Rangers (6-0) y la mayor humillación que han recibido los Bhoys en su feudo de Celtic Park (0-8). Este último partido, disputado el día de Año Nuevo de 1892, pasa curiosamente por ser el primero de la historia del balompié en que se utilizaron redes en las porterías.
El hecho al que deseamos referirnos aquí, sin embargo, transcurre más de cien años después, en la década de los 90, y se enmarca en un periodo mucho más oscuro para el club. Problemas económicos habían llevado a The Sons al pozo de la Segunda e incluso Tercera División, y el regreso a la élite comportaba las mismas dificultades que en todas partes. Tras un ascenso sufrido ascenso en 1992 y caída al año siguiente por una reestructuración, tomó el testigo en el banquillo una antigua leyenda del club, Murdo MacLeod, que alternaba las funciones de entrenador con las de futbolista. MacLeod llevó de nuevo al club a la élite, pero una oferta del Patrick Thistle cuando sólo se llevban disputados dos partidos de Liga –que el Dumbarton contó por triunfos- dejó de nuevo huérfano el banco de Boghead Park. El elegido para sustituirlo fue Jim Fallon (foto), a quien se sumó como asistente el hermano de su predecesor, Alastair MacLeod.
Parecía que en principio Fallon no iba a pasar a la historia más que por tener el mismo nombre que el famoso presentador americano, pero, visto lo que ocurrió, uno puede dudar sobre quién ha dejado una huella más profunda. El Dumbarton firmó bajo su égida una racha de 31 derrotas y una sola victoria en 34 partidos, lo cual, además de condenar a los amarillos al descenso (a 25 puntos del anterior clasificado) supuso que el equipo había conseguido más puntos en los dos primeros partidos de liga que en todos los restantes. Pero no importó, pues la directiva consideró que el trabajo de Fallon había sido bueno, y lo renovó para al menos “estabilizar el club” en Segunda División. Seguramente fue una decisión errónea, pues tras una victoria en doce partidos y cinco seguidos perdidos, la directiva –que sólo podemos calificar de paciente- acabó prescindiendo de él en Noviembre. Pero el grueso del trabajo ya estaba hecho, y aunque Ian Wallace mejoró las prestaciones de su predecesor -lo contrario era impensable-, no pudo evitar la caída a Tercera del otrora histórico club, que precisamente este año ha vuelto a la categoría de plata del fútbol escocés.
Y es que tan malo es retirar la confianza demasiado pronto, que dársela a quien no la merece. Dos victorias en 46 partidos así lo atestiguan.

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